El Gobierno Municipal propone nombrar alcalde honorífico de Getafe a título póstumo a Francisco Lastra
El Gobierno Municipal de Getafe propone al Pleno nombrar alcalde honorífico de Getafe a título póstumo, a Francisco Lastra Valdemar, de conformidad con lo establecido en el artículo 17 del Reglamento de Honores y Distinciones de este Ayuntamiento. Lastra fue recientemente reconocido por el Ayuntamiento de Getafe, en un acto de homenaje en el barrio de Buenavista.
Vista una extensa documentación, se extrae que Francisco Lastra Valdemar reúne méritos suficientes “por su valentía en defensa de la legalidad, por la honradez que se refleja en las decisiones que tuvo que adoptar y por el papel moderador que procuró jugar en esos días tan convulsos, como se pone de manifiesto en su intervención para que jefes y oficiales sublevados fueran conducidos a Madrid para ser juzgados imponiéndose a los milicianos, firmando salvoconductos que salvaron la vida de muchos religiosos y religiosas”.
Organizó la acogida y alojamiento de los refugiados que llegaban a la localidad huyendo del avance de las tropas sublevadas. En el Archivo Municipal se recoge el paso de 1.488 individuos que se refugiaron en el pueblo, huyendo de la guerra.
En octubre organizó la evacuación del pueblo a Madrid ante la inminencia de la llegada de las tropas sublevadas. Así mismo, se acordó en la última reunión de la Corporación el 4 de diciembre, en Madrid, que toda la documentación que se había sacado de Getafe quedara a recaudo del Archivo del Ayuntamiento de Madrid. En ese Acta se informó de los fondos con los que contaba la entidad, producto del Presupuesto Ordinario así como de la subvención popular promovida para pagar los gastos de desplazamiento de la población a Madrid, ingresados en cuentas separadas en el Banco Español de Crédito Central de Madrid y que quedaron paralizadas en cuando a salida de fondos.
Terminada su etapa como alcalde, Francisco Lastra se incorporó como soldado de un Regimiento de Artillería de Madrid y del Cuerpo de Carabineros después, pasando toda la guerra en la capital, el 3 de abril de 1939, dos días después de la finalización oficial de la Guerra Civil, fue detenido y conducido a la cárcel de Getafe, desde donde fue trasladado a la de Porlier. En la Causa General no tenía denuncias por delito de sangre. En la sentencia que le condenó a muerte tampoco se pudo demostrar su participación en alguno de ellos, pero aún así fue condenado a muerte por ser alcalde republicano y miembro de la izquierda de la localidad, es decir, por sus ideales políticos, los cuales defendió hasta el final.